Project Description

“Siempre me atraen las historias corrientes, esas realidades que no sobresalen en nada de las otras.”

Foto: Cortesía de la artista.

DECLARACIÓN DE ARTISTA. Soy fotógrafa, que para mí quiere decir ser una observadora minuciosa de lo que me rodea. Me interesa relatar la anécdota de la persona común como yo. Ese individuo multiplicado que va formando lo que finalmente somos la sociedad. Siempre me atraen las historias corrientes, esas realidades que no sobresalen en nada de las otras. Y es que en mi opinión no son los sobresalientes los que determinan el rumbo de la sociedad, sino ella misma. Es la multitud sin rostro la que intuye la llegada de los grandes finales y de los grandes comienzos. Entonces, volviendo a mi fotografía, hablo de personas con sus historias cotidianas. Y no es que me lo proponga, sino que es sinceramente lo único que me interesa a nivel fotográfico.

DAMARIS Betancourt

(1970 –     )

BIOGRAFÍA. Tras estudiar por un período de dos años la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana, Damaris Betancourt decidió redireccionar su carrera hacia la fotografía y el periodismo. Su primer acercamiento al medio fotográfico fue a través de su labor como asistente e intérprete del idioma alemán en varios proyectos de fotógrafos y cineastas alemanes y suizos.  Entre 1992 y 1993, comenzó a visitar algunos de los conocidos barrios marginalizados de La Habana y a documentar por las calles los efectos de la crisis económica provocada por el desmoronamiento del bloque comunista y la finalización de las subvenciones a Cuba. De sus visitas a El Fanguito, Callejón de Andrade o La Timba, nacieron sus primeros trabajos. Durante esta etapa también comenzó a residir en Zúrich y trabajó como asistente de dirección, traductora y co-editora del film Ricardo, Miriam y Fidel del realizador suizo Christian Frei. Este documental estaba enfocado en el conflicto ideológico y el drama de la ruptura familiar en la sociedad cubana.  

Entre sus exhibiciones significativas se encuentran Cuba under construction (Zúrich, 1999) – que le posibilitó recibir un estipendio de la Fundación para la Cultura del Banco UBS-,  Mujeres (Zúrich, 2008), exposición colectiva junto a otras 12 artistas cubanas, Islands (Miami, 2013) y Gente que no conocí (México, 2015). Damaris Betancourt ha trabajado por más de 20 años como fotógrafa y sus trabajos han sido publicados en diversos medios de prensa y comunicación suizos. En el año 2000 realizó la serie fotográfica para el libro Träume und Traktanden (Sueños y Programas) de la editora suiza Limmatverlag acompañando textos y discursos del Canciller Federal y Ministro de Energía y Medio Ambiente de Suiza Moritz Leuenberger. En el 2009 inició la serie Habana Siglo XXI, una especie de inventario visual de la destrucción material y social que sufre su ciudad natal La Habana. Un año después, el País Semanal publicó un pequeño extracto de la serie.

DECLARACIÓN DE PROYECTO. Gente que no conocí es una serie de primeros retratos realizados en Cuba a principios de los años noventa. Hace unas semanas un amigo me mostró un clip sobre El Fanguito, un barrio insalubre en La Habana. Me hizo recordar mis primeros retratos; los que hice hace más de veinte años, cuando aprendía la fotografía. Con mi Pentax que era viejísima, un rollo de película blanco y negro para gastar en todo el día, y mi bici -que por suerte no era china-, recorrí las calles de una Habana en profunda crisis luego del desplome del bloque comunista, y algunos barrios muy pobres, como El Fanguito, La Timba, Callejón de Andrade, etc., que hasta entonces no sabía que existían. Ahora, tanto tiempo después, volví a sacar aquellos negativos – por cierto bastante maltratados – y he rearmado la serie de retratos a la que titulé Gente que no conocí. Mirando atrás comprendo que fue un privilegio encontrarme a estas personas, poder entrar en sus casas, ser testigo de su situación, de la pobreza y de sus tristezas. Y también me sirvió para valorar mi buena suerte. No tengo idea de lo que ha sido de sus vidas, qué les sucedió, si alguno ha muerto o, en el mejor de los casos, otros han podido superar la miseria y cumplir alguno de sus sueños. Lo que sé es que me he llevado sus imágenes conmigo, y aún las conservo. Para mí continúan tan vivas como en aquel momento. Son personas a las que una vez vi, las fotografié, pero desafortunadamente no pude conocerlas. Les agradezco infinitamente.  

Foto: Cortesía de la artista.

DAMARIS Betancourt

(1970 –     )

BIOGRAFÍA. Tras estudiar por un período de dos años la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana, Damaris Betancourt decidió redireccionar su carrera hacia la fotografía y el periodismo. Su primer acercamiento al medio fotográfico fue a través de su labor como asistente e intérprete del idioma alemán en varios proyectos de fotógrafos y cineastas alemanes y suizos.  Entre 1992 y 1993, comenzó a visitar algunos de los conocidos barrios marginalizados de La Habana y a documentar por las calles los efectos de la crisis económica provocada por el desmoronamiento del bloque comunista y la finalización de las subvenciones a Cuba. De sus visitas a El Fanguito, Callejón de Andrade o La Timba, nacieron sus primeros trabajos. Durante esta etapa también comenzó a residir en Zúrich y trabajó como asistente de dirección, traductora y co-editora del film Ricardo, Miriam y Fidel del realizador suizo Christian Frei. Este documental estaba enfocado en el conflicto ideológico y el drama de la ruptura familiar en la sociedad cubana.  

Entre sus exhibiciones significativas se encuentran Cuba under construction (Zúrich, 1999) – que le posibilitó recibir un estipendio de la Fundación para la Cultura del Banco UBS-,  Mujeres (Zúrich, 2008), exposición colectiva junto a otras 12 artistas cubanas, Islands (Miami, 2013) y Gente que no conocí (México, 2015). Damaris Betancourt ha trabajado por más de 20 años como fotógrafa y sus trabajos han sido publicados en diversos medios de prensa y comunicación suizos. En el año 2000 realizó la serie fotográfica para el libro Träume und Traktanden (Sueños y Programas) de la editora suiza Limmatverlag acompañando textos y discursos del Canciller Federal y Ministro de Energía y Medio Ambiente de Suiza Moritz Leuenberger. En el 2009 inició la serie Habana Siglo XXI, una especie de inventario visual de la destrucción material y social que sufre su ciudad natal La Habana. Un año después, el País Semanal publicó un pequeño extracto de la serie.

“Siempre me atraen las historias corrientes, esas realidades que no sobresalen en nada de las otras.”

DECLARACIÓN DE ARTISTA. Soy fotógrafa, que para mí quiere decir ser una observadora minuciosa de lo que me rodea. Me interesa relatar la anécdota de la persona común como yo. Ese individuo multiplicado que va formando lo que finalmente somos la sociedad. Siempre me atraen las historias corrientes, esas realidades que no sobresalen en nada de las otras. Y es que en mi opinión no son los sobresalientes los que determinan el rumbo de la sociedad, sino ella misma. Es la multitud sin rostro la que intuye la llegada de los grandes finales y de los grandes comienzos. Entonces, volviendo a mi fotografía, hablo de personas con sus historias cotidianas. Y no es que me lo proponga, sino que es sinceramente lo único que me interesa a nivel fotográfico.

DECLARACIÓN DE PROYECTO. Gente que no conocí es una serie de primeros retratos realizados en Cuba a principios de los años noventa. Hace unas semanas un amigo me mostró un clip sobre El Fanguito, un barrio insalubre en La Habana. Me hizo recordar mis primeros retratos; los que hice hace más de veinte años, cuando aprendía la fotografía. Con mi Pentax que era viejísima, un rollo de película blanco y negro para gastar en todo el día, y mi bici -que por suerte no era china-, recorrí las calles de una Habana en profunda crisis luego del desplome del bloque comunista, y algunos barrios muy pobres, como El Fanguito, La Timba, Callejón de Andrade, etc., que hasta entonces no sabía que existían. Ahora, tanto tiempo después, volví a sacar aquellos negativos – por cierto bastante maltratados – y he rearmado la serie de retratos a la que titulé Gente que no conocí. Mirando atrás comprendo que fue un privilegio encontrarme a estas personas, poder entrar en sus casas, ser testigo de su situación, de la pobreza y de sus tristezas. Y también me sirvió para valorar mi buena suerte. No tengo idea de lo que ha sido de sus vidas, qué les sucedió, si alguno ha muerto o, en el mejor de los casos, otros han podido superar la miseria y cumplir alguno de sus sueños. Lo que sé es que me he llevado sus imágenes conmigo, y aún las conservo. Para mí continúan tan vivas como en aquel momento. Son personas a las que una vez vi, las fotografié, pero desafortunadamente no pude conocerlas. Les agradezco infinitamente.