Helen Hernández Hormilla / La Habana, 2011.

Artistas cubanas de las últimas tres décadas ofrecen en sus obras una visión que cuestiona la identidad femenina y las relaciones entre hombres y mujeres, a partir de la utilización de los nuevos medios tecnológicos.

Obras como las de María Eugenia Haya, Kattia García, Marta María, Lidzie Alvisa, Aimeé García, Tania Bruguera, Cirenaica Moreira, Sandra Ramos, entre otras, han abierto espacio para otro discurso desde la mujer, reconocen especialistas. No debe pensarse por esto que el arte realizado por mujeres siempre discursará desde posturas de género, opina la crítica de arte y curadora Dannys Montes de Oca. Sin embargo, “todo texto cultural es susceptible a un análisis dentro de las tendencias actuales de este campo de estudio”, refirió durante el XI Salón y Coloquio7Arte Digital, celebrado en el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, de la capital cubana. Montes de Oca defendió la necesidad de encontrar “ciertas equivalencias entre el género como fuente y disciplina de conocimiento y los nuevos medios (ya no tan nuevos) como modelos de análisis de la realidad”.

Justo en las diferencias entre el arte que participa de los nuevos medios tecnológicos, comprometido con el género, y otro que no lo esté, se  encuentra una pauta sobre  “qué es lo que aporta el arte cubano contemporáneo al discurso y la teoría de género y por qué los nuevos medios tecnológicos devienen práctica importante a dichos fines”, reflexionó. Aunque las obras de esas artistas portan una transgresión en cuanto al género, muchas de ellas niegan una intencionalidad reivindicativa y rechazan el feminismo, apuntó Montes de Oca, quien lo pudo constatar durante la ejecución de un proyecto emprendido por la Fundación Ludwig de Cuba en 1997, con la intención de atender el desarrollo de las mujeres artistas.

“Pudimos palpar la resistencia a ser estudiadas desde una postura de género o desde el discurso feminista, que ellas asocian con las vertientes más radicales, sin entender la diversidad de esta ideología. Accedían a trabajar en el proyecto siempre que fueran colocadas en una dinámica de contemporaneidad, y no necesariamente desde el género”, relató.

Se trata, por tanto, de un tema sensible por razones históricas y culturales, apuntó la especialista, debido también a la manera en que se establecen los giros masculinos en el discurso patriarcal dominante en las artes.

La fotografía digital ha sido una de las herramientas principales de expresión para las artistas cubanas, quienes se deslizan desde la función documental con carácter formalista hasta una manera espontánea de reflejar el hecho “performático” (referido a representación, proveniente de performance)  realizado que, por lo general, subvierte los mandatos tradicionales de lo femenino.

Ellas se apropian de los nuevos medios, como de cualquier otro recurso expresivo, para explorar otros soportes, metodologías y mediaciones mucho más efectivas y expeditas para la comunicación, la transformación social colectiva y el uso de nuevas imágenes de lo femenino, refirió la ponente.

En sus obras aparecen temas como la violencia de género, la maternidad, el sacrificio o las presiones sociales sobre el cuerpo de las mujeres. Además, existe una mirada desde la mujer a cuestiones álgidas de la realidad nacional y universal.

En el caso de María Eugenia Haya, desde finales de la pasada década del setenta comienza a captar con su lente fotográfico a mujeres en actitudes desenfadas, participando de contextos gratificantes y fuera del modelo de participación social presentado por la fotografía épica revolucionaria.

Un ensayo fotográfico como La Boda, de Katia García Fayad, realizado en la década del ochenta, muestra determinadas significaciones y trastiendas del fenómeno de la mujer casadera y todo lo que se esconde detrás de esta aparente felicidad y dependencia. En tanto, Lidzie Alvisa, en los noventa, presentó una instalación con nueve fotografías de su parto y luego retrató su cuerpo para mostrar las grietas y señales de la concepción. Otras creadoras como Tania Bruguera, Cirenaica Moreira, Aimeé García y Sandra Ramos se acercan a temas sociales, pues no siempre permanecen vinculadas a una lectura de género intimista o reflexiva sobre su condición de mujeres. “Van a abrirse a un universo social e histórico y a una postura crítica sobre las sociedades, en la cuales el propio cuerpo funciona como elemento mediador entre el individuo y el colectivo social”, añadió Montes de Oca.

Las más jóvenes: Glenda León, Susana Pilar, Yanieski Bernal, Marianela Orozco y Lisandra García, presentan una tendencia al trabajo desde el performance, el video arte y la instalación, al tiempo que tratan temas como los ciclos de vida y muerte, el deterioro social, la diversidad, las dinámicas imperiales, la ecología, entre otros.

Notas:
Este artículo fue publicado originalmente en el sitio SEMlac.
Cada artículo expresa exclusivamente las opiniones, declaraciones y acercamientos de sus autores y es responsabilidad de los mismos. Los artículos pueden ser reproducidos total o parcialmente citando la fuente y sus autores.
Sobre la autora:
Helen Hernández Hormilla (Kazán, 1985) Periodista, ensayista, e investigadora. Aborda desde una perspectiva de género el estudio de los procesos literarios y artísticos cubanos. Autora de entrevistas, reportajes y ensayos publicados en Revolución y Cultura, La Jiribilla, Bohemia, Unión y Perfiles, entre otras revistas nacionales. Como parte del programa Género y Cultura del Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero ha intervenido en la realización de coloquios, talleres y debates sobre género. Varias de sus entrevistas fueron incluidas en el volumen En primera persona, de Editorial Cenesex.
Imágenes destacadas en el artículo:
Glenda León. Entre el aire y los sueños (El cielo del mundo), 2003. Impresión cromogénica digital. © Glenda León. Cortesía de la artista.

Helen Hernández Hormilla / La Habana, 2011.

Artistas cubanas de las últimas tres décadas ofrecen en sus obras una visión que cuestiona la identidad femenina y las relaciones entre hombres y mujeres, a partir de la utilización de los nuevos medios tecnológicos.

Obras como las de María Eugenia Haya, Kattia García, Marta María, Lidzie Alvisa, Aimeé García, Tania Bruguera, Cirenaica Moreira, Sandra Ramos, entre otras, han abierto espacio para otro discurso desde la mujer, reconocen especialistas. No debe pensarse por esto que el arte realizado por mujeres siempre discursará desde posturas de género, opina la crítica de arte y curadora Dannys Montes de Oca. Sin embargo, “todo texto cultural es susceptible a un análisis dentro de las tendencias actuales de este campo de estudio”, refirió durante el XI Salón y Coloquio7Arte Digital, celebrado en el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, de la capital cubana. Montes de Oca defendió la necesidad de encontrar “ciertas equivalencias entre el género como fuente y disciplina de conocimiento y los nuevos medios (ya no tan nuevos) como modelos de análisis de la realidad”.

Justo en las diferencias entre el arte que participa de los nuevos medios tecnológicos, comprometido con el género, y otro que no lo esté, se  encuentra una pauta sobre  “qué es lo que aporta el arte cubano contemporáneo al discurso y la teoría de género y por qué los nuevos medios tecnológicos devienen práctica importante a dichos fines”, reflexionó. Aunque las obras de esas artistas portan una transgresión en cuanto al género, muchas de ellas niegan una intencionalidad reivindicativa y rechazan el feminismo, apuntó Montes de Oca, quien lo pudo constatar durante la ejecución de un proyecto emprendido por la Fundación Ludwig de Cuba en 1997, con la intención de atender el desarrollo de las mujeres artistas.

“Pudimos palpar la resistencia a ser estudiadas desde una postura de género o desde el discurso feminista, que ellas asocian con las vertientes más radicales, sin entender la diversidad de esta ideología. Accedían a trabajar en el proyecto siempre que fueran colocadas en una dinámica de contemporaneidad, y no necesariamente desde el género”, relató.

Se trata, por tanto, de un tema sensible por razones históricas y culturales, apuntó la especialista, debido también a la manera en que se establecen los giros masculinos en el discurso patriarcal dominante en las artes.

La fotografía digital ha sido una de las herramientas principales de expresión para las artistas cubanas, quienes se deslizan desde la función documental con carácter formalista hasta una manera espontánea de reflejar el hecho “performático” (referido a representación, proveniente de performance)  realizado que, por lo general, subvierte los mandatos tradicionales de lo femenino.

Ellas se apropian de los nuevos medios, como de cualquier otro recurso expresivo, para explorar otros soportes, metodologías y mediaciones mucho más efectivas y expeditas para la comunicación, la transformación social colectiva y el uso de nuevas imágenes de lo femenino, refirió la ponente.

En sus obras aparecen temas como la violencia de género, la maternidad, el sacrificio o las presiones sociales sobre el cuerpo de las mujeres. Además, existe una mirada desde la mujer a cuestiones álgidas de la realidad nacional y universal.

En el caso de María Eugenia Haya, desde finales de la pasada década del setenta comienza a captar con su lente fotográfico a mujeres en actitudes desenfadas, participando de contextos gratificantes y fuera del modelo de participación social presentado por la fotografía épica revolucionaria.

Un ensayo fotográfico como La Boda, de Katia García Fayad, realizado en la década del ochenta, muestra determinadas significaciones y trastiendas del fenómeno de la mujer casadera y todo lo que se esconde detrás de esta aparente felicidad y dependencia. En tanto, Lidzie Alvisa, en los noventa, presentó una instalación con nueve fotografías de su parto y luego retrató su cuerpo para mostrar las grietas y señales de la concepción. Otras creadoras como Tania Bruguera, Cirenaica Moreira, Aimeé García y Sandra Ramos se acercan a temas sociales, pues no siempre permanecen vinculadas a una lectura de género intimista o reflexiva sobre su condición de mujeres. “Van a abrirse a un universo social e histórico y a una postura crítica sobre las sociedades, en la cuales el propio cuerpo funciona como elemento mediador entre el individuo y el colectivo social”, añadió Montes de Oca.

Las más jóvenes: Glenda León, Susana Pilar, Yanieski Bernal, Marianela Orozco y Lisandra García, presentan una tendencia al trabajo desde el performance, el video arte y la instalación, al tiempo que tratan temas como los ciclos de vida y muerte, el deterioro social, la diversidad, las dinámicas imperiales, la ecología, entre otros.

Notas:
Este artículo fue publicado originalmente en el sitio SEMlac.
Cada artículo expresa exclusivamente las opiniones, declaraciones y acercamientos de sus autores y es responsabilidad de los mismos. Los artículos pueden ser reproducidos total o parcialmente citando la fuente y sus autores.
Sobre la autora:
Helen Hernández Hormilla (Kazán, 1985) Periodista, ensayista, e investigadora. Aborda desde una perspectiva de género el estudio de los procesos literarios y artísticos cubanos. Autora de entrevistas, reportajes y ensayos publicados en Revolución y Cultura, La Jiribilla, Bohemia, Unión y Perfiles, entre otras revistas nacionales. Como parte del programa Género y Cultura del Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero ha intervenido en la realización de coloquios, talleres y debates sobre género. Varias de sus entrevistas fueron incluidas en el volumen En primera persona, de Editorial Cenesex.
Imágenes destacadas en el artículo:
Glenda León. Entre el aire y los sueños (El cielo del mundo), 2003. Impresión cromogénica digital. © Glenda León. Cortesía de la artista.